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Reflexiones sobre familia, crianza y adolescencia
Familia, el Primer Laboratorio de Vida: Espacio Fundamental para Experimentar, Aprender, Errar y Crecer
Encuentro en la UNCA resaltó cómo la familia influye en la formación y bienestar del adolescente.
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En el marco del III Encuentro de Motivados por la vida, denominado “El Contexto Familiar como Espacio de Desarrollo”, expertos y profesionales reflexionaron sobre las transformaciones en la estructura familiar y su impacto en la socialización, la educación y el bienestar de los niños y jóvenes. El ciclo en la UNCA analizó cómo el entorno familiar impacta en la juventud, resaltando la escucha y apoyo emocional.
En esta oportunidad, con una convocatoria de más de 100 personas, participaron del panel, el director del IRES (CONICET – UNCA), Dr. José Yuni, el Dr. Sosa Estani, el director de Desarrollo Humano de la Municipalidad de la Capital, Matías Terán y la representante del Esquiú Play, Marta Díaz.
El Dr. Yuni hizo su aporte ofreciendo pistas sobre los modos en que opera en este factor de oportunidad para el desarrollo de los chicos y también cuáles son las condiciones que las propias la familias están teniendo, tanto en sus dinámicas internas como en su proceso social y cultural para poder llevar adelante el proceso de formación como adolescentes.
“Tenemos que entender que la familia puede ser un factor de oportunidad para los chicos en el sentido de que provea de recursos afectivos, vinculares, emocionales, donde por ahí muchas veces nos ocupamos mucho de darle cosas a los chicos (tendencias, productos), y por ahí no estamos tan atentos a lo que es escuchar sus necesidades profundas”, reflexionó Yuni.
Enfatizó además que la adolescencia es una etapa de crisis, de conflictos, “no con la familia, sino con ellos mismos, donde tienen que tomar decisiones respecto a cómo va a encarar la vida, las inseguridades que eso genera. Todas estas cuestiones que son propias de la crisis de la adolescencia y que hacen que no sea un momento lindo”.
A su turno, el director de Desarrollo Humano de la Municipalidad de la Capital, Matías Terán, concluyó que en este tercer encuentro ya uno empieza a ver una tendencia y el interés de un grupo de personas y eso tiene que ver con el objetivo del programa.
“Poder llegar a diferentes actores de la sociedad, porque aquí han participado desde trabajadores de la educación pública, desarrollo social, padres, madres, y hasta referentes de barrios, que están pensando en llevar todo lo que hablamos acá a sus prácticas cotidianas, y que al fin y al cabo es nuestro objetivo”.
La familia: un sistema poroso y en constante transformación
Lejos de ser una institución estática, la familia se presenta hoy como un sistema dinámico, abierto y en permanente evolución. De haber sido concebida como un espacio cerrado, ha pasado a ser una estructura porosa, donde la incorporación de nuevos elementos —sean personas, ideas o cambios culturales— enriquece los vínculos, aunque también introduce tensiones en la comunicación y la cohesión.
Las funciones principales de la familia pueden resumirse en dos dimensiones fundamentales. Por un lado, la función de protección y contención, que brinda seguridad y apoyo emocional. Por otro, la función de individualización, que favorece el desarrollo de la autonomía, la expresión de la identidad y el crecimiento personal. Si bien la familia influye en quiénes somos y en los valores que incorporamos, no nos determina por completo. Como sostiene el Dr. Yuni, cada persona puede elegir, aprender y transformar su destino más allá de las condicionantes familiares.
Familias, parejas y subsistemas: el entramado de las relaciones
Toda familia se origina en una pareja, que a su vez representa la fusión de universos culturales distintos. Esta unión da lugar a un nuevo sistema: la familia. La llegada de los hijos implica gestionar un nuevo equilibrio, donde es esencial que cada miembro pueda expresarse y que las decisiones se tomen con respeto y acuerdo.
La estructura familiar puede dividirse en: el sistema conyugal (pareja), el subsistema parental (padres-hijos) y el subsistema fraterno (hermanos). Cada uno posee reglas y lógicas propias, y su buen funcionamiento es clave para evitar el caos y la descohesión. Por ejemplo, el sistema conyugal requiere una relación sólida entre los adultos, sin interferencias de los hijos. El subsistema parental se encarga del cuidado, la educación y la orientación. Al incorporarse un segundo hijo, aparece el subsistema fraterno, esencial para el aprendizaje del conflicto, la colaboración y el fortalecimiento de vínculos, tanto en la niñez como en la vida adulta.
Un ejemplo ilustrativo se encuentra en la serie La familia Ingalls, donde, a pesar de una pareja armónica, los conflictos entre hermanos desatendidos terminan afectando la estabilidad familiar. Esto refleja una realidad frecuente: si los subsistemas no se cuidan y delimitan adecuadamente, los conflictos pueden escalar y poner en riesgo la convivencia y la relación entre los hermanos a futuro.
Socialización primaria: el papel central de la familia y la escuela
La socialización primaria es el proceso mediante el cual los niños aprenden a convivir en sociedad, interiorizando normas, valores y formas de comportamiento. Esta etapa ocurre principalmente en el entorno familiar, que constituye el primer espacio de formación de la personalidad y la comprensión del mundo.
En este contexto, la previsibilidad juega un rol fundamental. Como subraya el especialista Dr. Sosa: “Si se le dice al niño ‘a las 8 te paso a buscar', debe cumplirse. De lo contrario, se genera inestabilidad emocional”. Además, los expertos advierten que 4 de cada 10 niños sienten que no pasan suficiente tiempo con sus padres, lo que impacta en su desarrollo emocional.
La escuela, como ámbito de socialización secundaria, asume el desafío de continuar y complementar este proceso. Para que la transición entre familia a la sociedad sea exitosa, es necesario fomentar el diálogo intergeneracional y una formación basada en valores.
Parentalidad positiva: funciones, roles y vínculos saludables
Una parentalidad efectiva requiere distinguir entre los roles parentales (madre/padre) y las funciones parentales, que se dividen en dos: nutritiva y normativa. La función nutritiva se orienta al corto plazo e implica brindar afecto, protección y contención, además de alimentos. La función normativa, en cambio, mira al largo plazo y se enfoca en establecer límites, fomentar la responsabilidad y preparar para la autonomía.
El equilibrio entre ambas funciones es esencial. Cuando la normativa se debilita, los adolescentes pueden sentirse inseguros, como si caminaran por un camino sin señales. Por ello, la coherencia entre los adultos y los acuerdos compartidos resultan claves para una crianza saludable.
La comunicación también cumple un papel determinante. No alcanza con transmitir instrucciones: es necesario expresar emociones. Limitarse a aspectos operativos, sin compartir sentimientos como la tristeza o la alegría, empobrece el vínculo. Según el Dr. Yuni, “en la sociedad actual, la autoridad no se impone: se construye y se gana”. En este sentido, la parentalidad positiva promueve límites respetuosos, diálogo abierto y confianza emocional como pilares del desarrollo infantil.
Aunque muchos adolescentes conocen las reglas familiares (80%) y reconocen que sus padres imponen límites claros fuera del hogar (82%), solo el 57% comparte temas personales con ellos. Esta brecha sugiere dificultades en la comunicación profunda y afectiva.
Desafíos actuales y oportunidades para el desarrollo
Hoy, las familias enfrentan un nuevo paradigma: estructuras más flexibles, ritmos de vida acelerados y una sobrecarga de actividades para los niños. En este escenario, los principios de la parentalidad positiva cobran especial relevancia.
Lejos de ser opuestos, autonomía e interdependencia deben entenderse como complementarios. Fomentar relaciones basadas en la reciprocidad, el respeto y el cuidado mutuo constituye la clave para un desarrollo emocionalmente equilibrado.
Reflexión final: construir vínculos resilientes
El desafío contemporáneo es concebir a la familia como un espacio de crecimiento y aprendizaje. Para ello, es imprescindible mantener el equilibrio entre roles, funciones y comunicación emocional. La porosidad del sistema familiar no debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad para generar vínculos más ricos, resilientes y capaces de adaptarse a los cambios de la sociedad actual.
Para finalizar, queremos informar que el instituto continúa desarrollando diversos proyectos en el marco de las ciencias sociales y humanas, con el objetivo de promover el conocimiento, la innovación y el desarrollo social.
Para proyectos conjuntos
Para aquellas organizaciones interesadas en colaboraciones, realizar proyectos conjuntos o acceder a servicios de asesoramiento para empresas, cooperativas y entidades públicas, privadas o mixtas, pueden comunicarse con la Especialista en Gestión y Vinculación Tecnológica, Ing. María Guadalupe Jornet, Responsable del Área de Vinculación y Transferencia.
Pueden contactarse vía correo electrónico en vt.ires.conicet@gmail.com o mg.jornet@conicet.gov.ar. Estaremos encantados de dialogar y explorar nuevas oportunidades.
Claves del encuentro:
La familia como recurso afectivo y emocional
Adolescencia, etapa de crisis y cambio
Participación social y educativa
La escucha activa como herramienta de apoyo
Más actividades impulsadas por el IRES (CONICET-UNCA) para promover el bienestar juvenil y familiar.